ORANDO EN CADENA

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5.11.10

ALO DIOS!!


SELECCIONE UNA DE LAS SIGUIENTES MANERAS PARA ORAR.
ORACIÓN Y ACCIÓN. PROBAR PARA CREER.
Es una sugerencia de oraciones espíritas.

1. ¡PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN

2. ¡VENGA TU REINO!

3. ¡HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA
COMO EN EL CIELO!


4. EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁDNOSLE
HOY.


5. PERDONA NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO
NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.


6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN, MAS
LÍBRANOS


7. AMÉN.

8. 2 O MAS REUNIDAS EN MI NOMBRE ALLI ESTARE.htm

9. PARA LOS MÉDIUMS

10. ORACIONES PARA SÍ MISMO A LOS ÁNGELES
GUARDIANES Y A LOS ESPÍRITUS PROTECTORES


11. PARA ALEJAR A LOS MALOS ESPÍRITUS

12. PARA CORREGIRSE DE UN DEFECTO

13. PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR UNA TENTACION

14. ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
OBTENIDA CONTRA LA TENTACIÓN


15. PARA PEDIR UN CONSEJO

16. EN LAS AFLICCIONES DE LA VIDA

17. ACCIÓN DE GRACIAS POR UN FAVOR OBTENIDO

18. ACTO DE SUMISIÓN Y RESIGNACIÓN

19. EN UN PELIGRO INMINENTE

20. ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE HABER SALIDO
DE UN PELIGRO


21. EN EL MOMENTO DE DORMIRSE

22. CUANDO SE PREVÉ UNA MUERTE PRÓXIMA

23. ORACIONES PARA OTROS PARA ALGUIEN QUE
ESTÉ EN AFLICCIÓN


24. ACCIÓN DE GRACIAS POR UN BENEFICIO
CONCEDIDO A OTRO


25. PARA NUESTROS ENEMIGOS Y PARA LOS QUE NOS
QUIEREN MAL


26. ACCIÓN DE GRACIAS POR EL BIEN CONCEDIDO A
NUESTROS ENEMIGOS


27. PARA LOS ENEMIGOS DEL ESPIRITISMO Y DE OTRAS RELIGIONES

28. PARA UN NIÑO RECIÉN NACIDO

29. PARA UN AGONIZANTE

30. ORACIONES PARA LOS QUE YA NO ESTÁN EN LA
TIERRA PARA LOS RECIÉN FALLECIDOS


31. PARA LAS PERSONAS QUE SE HAN AMADO

32. PARA LAS ALMAS QUE SUFREN Y PIDEN
ORACIONES


33. PARA UN ENEMIGO MUERTO

34. PARA UN CRIMINAL

35. PARA UN SUICIDA

36. PARA LOS ESPÍRITUS ARREPENTIDOS

37. PARA LOS ESPÍRITUS ENDURECIDOS

38. ORACIONES PARA LOS ENFERMOS

39. PARA LOS OBSESOS

31.10.10

ORACIONES PARA LOS OBSESADOS

(Para ser pronunciada por el
obseso). Dios de justicia, permitid a los buenos
Espíritus que me libren del Espíritu malhechor que se
ha unido a mí. Si es una venganza que ejerce por
injusticias que le habré hecho en otro tiempo, vos lo
permitís, Dios de bondad, para mi castigo y sufro la
consecuencia de mi falta. ¡Qué mi arrepentimiento
merezca vuestro perdón y mi liberación! Pero
cualquiera que sea el motivo que tenga, solicito
vuestra misericordia para él. Dignaos facilitarle el
camino del progreso, que le desviará del pensamiento
de hacer el mal. Que por mi parte, volviéndole bien
por mal, pueda conducirle a mejores sentimientos.
Mas yo sé también, ¡oh Dios mío!, que mis
imperfecciones son las que me hacen accesible a las
influencias de los Espíritus imperfectos. Dadme la luz
necesaria para reconocerlas y, sobre todo, combatid
en mí el orgullo que me ciega para que no vea mis
defectos.
¡Cuán grande debe ser mi indignidad, puesto
que un ser malhechor puede enseñorearse de mí!
Haced, ¡oh Dios!, que este revés para mi vanidad
me sirva de lección para el futuro; que él me fortalezca
en la resolución que tomo de purificarme por la práctica
del bien, de la caridad y de la humildad, con el fin de
oponer de hoy en adelante una barrera a las malas
influencias.
Señor, dadme fuerza para soportar esta prueba
con paciencia y resignación; comprendo que, como
todas las otras pruebas, debe ella ayudar a mi
adelantamiento si no pierdo su utilidad con mi
murmuración, puesto que me proporciona la ocasión
de manifestar mi sumisión y de ejercer la caridad hacia
un hermano infeliz, perdonándole el mal que me hizo.


(Para el obseso). Dios
Todopoderoso, dignaos darme el poder para liberar a
N... del Espíritu que le obsesa; si entra en vuestros
designios poner término a esta prueba, concededme la
gracia de hablarle con autoridad.
Buenos Espíritus que me asistís, y vos, su ángel
de la guarda, prestadme vuestro auxilio y ayudadme a
desembarazarle del fluido impuro que le envuelve.
En nombre de Dios Todopoderoso, conjuro al
Espíritu malhechor que le atormenta a que se retire.


(Para el Espíritu obsesor) Dios
infinitamente bueno, imploro vuestra misericordia para
el Espíritu que obsesa a N... hacedle entrever las divinas
claridades, a fin de que él vea el falso camino en que
está empeñado. Buenos Espíritus, ayudadme a hacerle
comprender que tiene todo para perder haciendo el mal
y todo para ganar haciendo el bien.
Espíritu que os complacéis en atormentar a N...,
escuchadme porque os hablo en nombre de Dios.
Si quisiereis reflexionar, comprenderéis que el
mal no puede imponerse al bien, y que no podéis ser
más fuerte que Dios y los buenos Espíritus.
Ellos podrían haber preservado a N... de toda
persecución por vuestra parte; si no lo han hecho es
porque él (o ella) debía sufrir esta prueba. Pero cuando
esta prueba se concluya, os quitarán toda acción sobre
él; el mal que le habéis hecho, en lugar de perjudicarle,
servirá para su adelantamiento y con ello será más feliz;
así vuestra maldad habrá sido una pura pérdida para
vos y revertirá sobre vos mismo.
Dios, que es todopoderoso y los Espíritus
superiores sus delegados, que son más poderosos que
vos, podrán, pues, poner término a esta obsesión
cuando quieran y vuestra tenacidad se estrellará contra
esa suprema autoridad. Mas, por el hecho mismo de
que Dios es bueno, quiere dejaros el mérito de que
ceséis por vuestra propia voluntad. Es una moratoria
que se os concede; si no os aprovecháis de ella sufriréis
sus deplorables consecuencias; grandes castigos y
crueles sufrimientos os esperan; os veréis forzado a
implorar su piedad y las oraciones de vuestra víctima,
que ya os perdona y ora por vos, lo que es un gran
mérito a los ojos de Dios y apresurará su liberación.
Reflexionad, pues, mientras hay tiempo aún,
porque la Justicia de Dios caerá sobre vos, como sobre
todos los Espíritus rebeldes. Pensad que el mal que
hacéis en este momento tendrá forzosamente un
término, mientras que si os obstináis en vuestro
endurecimiento, vuestro sufrimientos aumentarán sin
cesar.
Cuándo estabais en la Tierra, ¿no os hubiera
parecido estúpido el sacrificar un gran bien por una
pequeña satisfacción del momento? Lo mismo sucede
ahora que sois Espíritu. ¿Qué ganáis con lo que hacéis?
El triste placer de atormentar a alguno, lo que no os
impide ser infeliz y cualquier cosa que podáis decir, os
hará más infeliz aún.
Al lado de eso, ved lo que perdéis; mirad a los
buenos Espíritus que os rodean y ved si su suerte no
es preferible a la vuestra. Participaréis de la felicidad
que ellos gozan cuando lo queráis. ¿Qué es necesario
para eso? Implorar a Dios y hacer el bien, en lugar de
hacer el mal. Yo sé que no podéis transformaros de
repente; pero Dios no pide nada imposible; lo que
quiere es la buena voluntad. Probadlo, pues, y os
ayudaremos. Haced que muy pronto podamos decir
por vos la oración de los Espíritus arrepentidos,
y no tengamos que colocaros más entre los
Espíritus malos, hasta que podáis estar entre los
buenos.

ORACIONES PARA LOS ENFERMOS

(Para que la diga el enfermo).
Señor, sois todo justicia; la enfermedad que habéis
querido enviarme debo merecerla, porque jamás hacéis
sufrir sin causa. Para mi curación, yo me entrego a
vuestra infinita misericordia; si os place volverme la
salud, que vuestro santo nombre sea bendito; si por el
contrario debo sufrir aún, que así mismo sea bendito;
me someto sin murmurar a vuestros divinos decretos,
porque todo lo que haréis no puede tener otro objeto
que el bien de vuestras criaturas.
Haced, Dios mío, que esta enfermedad sea para
mí un aviso saludable y me lleve a meditar sobre mí
mismo; la acepto como una expiación del pasado y
como una prueba de mi fe y sumisión a vuestra santa
voluntad.


(Para el enfermo). Dios mío,
vuestros designios son impenetrables, y en vuestra
sabiduría creísteis un deber afligir a N... con la
enfermedad. Os suplico echéis una mirada de
compasión sobre sus sufrimientos y os dignéis
ponerles un término.
Buenos Espíritus, ministros del Todopoderoso,
os ruego que secundéis mi deseo de aliviarle; dirigid
mi pensamiento, a fin de que vaya a derramar un bálsamo
saludable en su cuerpo y el consuelo en su alma.
Inspiradle la paciencia y la sumisión a la
voluntad de Dios, dadle fuerza para sobrellevar sus
dolores con resignación cristiana a fin de que no se
pierda el fruto de esta prueba


(Para ser pronunciada por el
médium de curación). Dios misericordioso, si os dignáis
serviros de mí, aun cuando soy indigno puedo curar
este sufrimiento si tal es vuestra voluntad, porque tengo
fe en vos; sin vos nada puedo. Permitid a los buenos
Espíritus que me penetren con su fluido saludable, a
fin de que lo trasmita a este enfermo, y alejad de mí
todo pensamiento de orgullo y de egoísmo que pudiera
alterar su pureza.

ORACIONES PARA LOS ESPÍRITUS ENDURECIDOS

Señor, dignaos mirar
bondadosamente a los Espíritus imperfectos que aún
están en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen,
y particularmente al de N...
Buenos Espíritus, ayudadnos a hacerlo
comprender que induciendo a los hombres al mal,
obsesándoles y atormentándoles, prolonga sus propios
sufrimientos; haced que el ejemplo de felicidad que
vosotros gozáis sea un estímulo para él.
Espíritus que os complacéis aún en el mal,
acabáis de oír la oración que hicimos por vos; ella debe
probaros que deseamos haceros el bien, aunque hagáis
el mal.
Sois infelices, porque es imposible ser feliz
haciendo el mal; ¿por qué, pues, permanecer en pena
cuando depende de vosotros salir de ella? Oservad a
los buenos Espíritus que os rodean; ved cuán felices
son y si no sería más agradable para vosotros gozar de
la misma felicidad.
Diréis que eso os es imposible, pero nada hay
imposible para el que quiere, porque Dios os dio, como
a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien
y el mal, es decir, entre la felicidad y la infelicidad; nadie
está condenado al mal. Si tenéis la voluntad de hacerlo,
podéis tener la de hacer el bien y de ser felices.
Volved vuestras miradas hacia Dios, elevaos un
solo instante hasta Él con el pensamiento y un rayo de
su divina luz vendrá a esclareceros. Decid con nosotros
estas simples palabras: ¡Oh Dios, me arrepiento,
perdonadme! Probad el arrepentimiento y haced el
bien, en vez de hacer el mal y veréis que pronto su
misericordia se extenderá sobre vosotros y que un
bienestar desconocido vendrá a reemplazar las
angustias que sentís.
Una vez que hayáis dado un paso en el buen
camino, el resto del recorrido os parecerá fácil. Entonces
comprenderéis cuanto tiempo perdisteis, por vuestra
falta de felicidad; pero un futuro radiante y lleno de
esperanza se abrirá ante vos y os hará olvidar vuestro
miserable pasado, lleno de turbación y de tormentos
morales que serían para vos el infierno si debiesen durar
eternamente. Vendrá día en que esos tormentos serán
tales que quisierais a cualquier precio hacerlos cesar;
pero cuanto más esperareis, más difícil os será eso.
No creáis que permaneceréis siempre en el
estado en que estáis; no, eso es imposible; tenéis ante
vos dos perspectivas: una es la de sufrir mucho más de
lo que sufrís ahora, la otra de ser feliz como los buenos
Espíritus que están a vuestro alrededor; la primera es
inevitable si persistís en vuestra obstinación y un
simple esfuerzo de vuestra voluntad basta para sacaros
de la mala situación en que estáis. Apresuraos, pues,
porque cada día de atraso es un día perdido para
vuestra felicidad.
Buenos Espíritus, haced que estas palabras
encuentren acceso en esa alma aún atrasada, a fin de
que la ayuden a acercarse a Dios. Así os lo suplicamos
en nombre de Jesucristo, que tan gran poder tiene
sobre los Espíritus malos.

ORACIONES PARA LOS ESPÍRITUS ARREPENTIDOS

Dios de misericordia, que
aceptáis el arrepentimiento sincero del pecador,
encarnado o desencarnado, aquí tenéis un Espíritu que
se ha complacido en el mal, pero que reconoce sus
faltas y entra en el buen camino; dignaos Dios mío,
recibirle como a un hijo pródigo y perdonadle.
Buenos Espíritus, cuya voz él desconoció, de
aquí en adelante quiere escucharos; permitid que pueda
entrever la felicidad de los elegidos del Señor, a fin de
que persista en el deseo de purificarse para alcanzarla;
sostenedle en sus buenas resoluciones y dadle fuerza
para resistir sus malos instintos.
Espíritu de N... os felicitamos por vuestra
conversión y damos gracias a los buenos Espíritus
que os han ayudado.
Si antes os complacíais en hacer el mal, fue
porque no comprendíais cuán dulce es el goce de hacer
el bien; os considerabais también demasiado bajo para
poder conseguirlo. Pero desde el instante en que os
pusisteis de pie en el buen camino, una luz se hizo para
vos; comenzaste a disfrutar de una felicidad
desconocida y la esperanza entró en vuestro corazón.
Es que Dios escucha siempre la oración del pecador
arrepentido y no rechaza a ninguno de los que vienen
a él.
Para entrar completamente en gracia junto a Él,
aplicaos desde hoy en adelante. No sólo a no hacer el
mal, sino hacer el bien y sobre todo a reparar el mal que
habéis hecho; entonces habréis satisfecho a la justicia
de Dios; cada buena acción borrará una de vuestras
faltas pasadas.
El primer paso está dado; ahora, cuanto más
avancéis, tanto más fácil y agradable os será el camino.
Perseverad, pues, y un día tendréis la gloria de ser
contado entre los buenos Espíritus y los Espíritus
felices.

ORACIONES PARA UN SUICIDA

Sabemos, Dios mío, la suerte
reservada a los que violan vuestras leyes acortando
voluntariamente sus días; pero sabemos también que
vuestra misericordia es infinita; dignaos derramarla
sobre el alma de N... ¡Que nuestras oraciones y vuestra
conmiseración endulcen la amargura de los
padecimientos que sufre por no haber tenido el valor
de esperar el fin de sus pruebas!
Buenos Espíritus cuya misión es asistir a los
infelices, tomadle bajo vuestra protección;
inspiradle el arrepentimiento de su falta y que
vuestra asistencia le dé la fuerza de soportar con
más resignación las nuevas pruebas que tendrá que
sufrir para repararla. Separad de él a los malos
Espíritus que podrían de nuevo llevarlo al mal y
prolongar sus sufrimientos, haciéndole perder el
fruto de sus futuras pruebas.
Tú, cuya desdicha es el objeto de nuestras
oraciones, ¡que nuestra conmiseración endulce tus
amarguras y haga nacer en ti la esperanza de un
porvenir mejor! Este porvenir está en tus manos; confía
en la bondad de Dios, cuyo seno está abierto a todos
los arrepentidos, y sólo permanece cerrado a los
corazones endurecidos.

ORACIONES PARA UN CRIMINAL

Señor, Dios de misericordia, no
rechacéis a este criminal que acaba de dejar la Tierra; la
justicia de los hombres pudo condenarle, pero no por
esto se salva de vuestra justicia, si su corazón no se ha
conmovido por un sincero arrepentimiento.
Quitadle la venda que le oculta la gravedad de
sus faltas. ¡Que con su arrepentimiento encuentre
gracia ante vos y que se alivien los sufrimientos de su
alma! ¡Que nuestras oraciones y la intervención de los
buenos Espíritus puedan darle la esperanza y el
consuelo! Inspiradle el deseo de reparar sus malas
acciones en una nueva existencia y dadle fuerza para
que no sucumba en las nuevas luchas que emprenderá.
¡Señor, tened piedad de él!

ORACIONES PARA UN ENEMIGO MUERTO

Señor, os habéis dignado llamar
antes que a mí el alma de N... Yo le perdono el mal que
me hizo y sus malas intenciones hacia mí; que pueda él
arrepentirse de eso, ahora que ya no tiene las ilusiones
de este mundo.
Que vuestra misericordia, Dios mío, se extienda
sobre él y alejad de mí el pensamiento de alegrarme con
su muerte. Si procedí mal con él, que me perdone, como
yo olvido a los que procedieron así conmigo.

ORACIONES PARA LAS ALMAS QUE SUFREN Y PIDEN ORACIONES

Dios clemente y misericordioso,
que vuestra bondad se extienda sobre todos los
Espíritus que desean nuestras oraciones y particularmente
sobre el alma de N...
Buenos Espíritus cuya única ocupación es el
bien, interceded conmigo para su alivio. Haced que
resplandezca a sus ojos un rayo de esperanza, y que la
divina luz les ilumine y les haga ver las imperfecciones
que les alejan de la morada de los felices. Abrid su
corazón al arrepentimiento y al deseo de depurarse para
acelerar su adelantamiento. Hacedles comprender que
por su esfuerzo pueden abreviar el tiempo de sus
pruebas.
¡Qué Dios, en su bondad les dé fuerza para
perseverar en sus buenas resoluciones!
Que estas palabras benévolas puedan mitigar
sus penas demostrándoles que en la Tierra hay seres
que saben compadecerse de ellos y que desean su
felicidad.


(Otra). Os suplicamos, Señor, derramar
sobre todos los que sufren, sea en el espacio como
Espíritus errantes, sea entre nosotros como Espíritus
encarnados, las gracias de vuestro amor y de vuestra
misericordia. Tened piedad de nuestras debilidades.
Falibles nos hicisteis, pero nos habéis dado la fuerza
para resistir al mal y vencerlo. Que vuestra misericordia
se extienda sobre todos los que no han podido resistir
a sus malas inclinaciones y están aún arrastrándose en
un mal camino. Que vuestros buenos Espíritus le
envuelvan; que vuestra luz resplandezca a sus ojos, y
que, atraídos por su calor, vengan a prosternarse a
vuestros pies, humildes, arrepentidos y sumisos.
Os suplicamos igualmente, Padre de
misericordia, por aquellos de nuestros hermanos que
no tuvieron la fuerza de soportar las pruebas terrestres.
Vos nos disteis un fardo para cargar, Señor, y nosotros
sólo debemos depositarlo a vuestros pies; pero nuestra
debilidad es grande y el valor nos falta algunas veces
por el camino. Tened piedad de estos servidores
indolentes que han abandonado la obra antes de
tiempo; que vuestra justicia les excuse y permita a
vuestros buenos Espíritus llevarles el alivio, los
consuelos y la esperanza del futuro. El camino del
perdón es fortificante para el alma; mostradlo, Señor, a
los culpables que desesperan, y sostenidos por esta
esperanza sacarán fuerzas del mismo cúmulo de sus
faltas y de sus sufrimientos para rescatar su pasado y
prepararse para conquistar el porvenir.

ORACIONES PARA LAS PERSONAS QUE SE HAN AMADO

Dignaos, ¡oh Dios!, acoger
favorablemente la oración que os dirijo por el Espíritu
de N... hacedle entrever vuestras divinas luces y que le
sea más fácil el camino de la felicidad eterna. Permitid
que los buenos Espíritus le lleven mis palabras y mi
pensamiento.
Tú que me eras querido en este mundo, oye mi
voz que te llama para darte un nuevo testimonio de mi
afecto. Dios permitió que fueses liberado primero; no
podría quejarme de ello sin egoísmo, porque sería estar
afligido por no tener más para ti las penas y los
sufrimientos de la vida. Espero, pues, con resignación
el momento de nuestra reunión en el mundo más feliz
en que me has precedido.
Yo sé que nuestra separación es momentánea y
que por larga que pudiera parecerme, su duración se
borra ante la eterna felicidad que Dios promete a sus
elegidos. Que su bondad me preserve de hacer nada
que pueda retardar este instante deseado, y que me
ahorre de este modo el dolor de no volverte a encontrar
al salir de mi cautiverio terrestre.
¡Oh! ¡Qué dulce y consoladora es la certeza de
que sólo hay entre nosotros un velo material que te
oculta de mi vista! Que puedas estar aquí, a mi lado,
verme y oírme como otras veces y aún mejor que antes;
que no me olvidarás como yo tampoco no te olvidaré;
que nuestros pensamientos no cesen de confundirse,
y que el tuyo me siga y me sustente siempre.
Que la paz del Señor sea contigo.

ORACIONES PARA LOS QUE YA NO ESTÁN EN LA TIERRA PARA LOS RECIÉN FALLECIDOS

Dios Todopoderoso, que
vuestra misericordia se extienda sobre el alma de N...
que acabáis de llamar a vos. ¡Qué la pruebas que ha
sufrido en esta vida le sean tomadas en cuenta y
nuestras oraciones puedan aliviar y abreviar las penas
que tenga aún que sufrir como Espíritu!
Buenos Espíritus que habéis venido a recibirle
y sobre todo vos, su ángel de la guarda, asistidle para
ayudarle a despojarse de la materia; dadle la luz y la
conciencia de sí mismo con el fin de sacarle de la
turbación que acompaña al tránsito de la vida corporal
a la vida espiritual. Inspiradle el arrepentimiento de las
faltas que haya cometido y el deseo de que le sea
permitido el repararlas para activar su adelantamiento
hacia la vida de eterna felicidad.
N..., acabas de entrar en el mundo de los
Espíritus, y sin embargo, estás aquí presente entre
nosotros; nos ves y nos escuchas, porque no hay más
diferencia entre tú y nosotros que el cuerpo perecedero
que acabas de dejar y que muy pronto será reducido a
polvo.
Dejaste el grosero envoltorio sujeto a las
vicisitudes y a la muerte y sólo conservas la envoltura
etérea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos.
Si no vives ya por el cuerpo, vives la vida de los
Espíritus y esta vida está exenta de las miserias que
afligen a la Humanidad.
Ya no tienes el velo que oculta a nuestros ojos
los resplandores de la vida futura; de hoy en adelante
podéis contemplar nuevas maravillas, mientras que
nosotros estamos aún sumergidos en las tinieblas.
Vas a recorrer el espacio y visitar los mundos
con toda libertad, mientras que nosotros nos
arrastramos penosamente sobre la Tierra, en la que nos
retiene nuestro cuerpo material, semejante para
nosotros a una carga muy pesada.
El horizonte del infinito va a desarrollarse ante
ti y en presencia de tanta grandeza comprenderás la
vanidad de nuestros deseos terrestres, de nuestras
ambiciones mundanas y de nuestros goces fútiles de
que los hombres hacen sus delicias.
La muerte sólo es, entre los hombres, una
separación material de algunos instantes. Desde el lugar
del exilio en donde nos retiene aún la voluntad de Dios,
así como los deberes que tenemos que cumplir en este
mundo, nosotros te seguiremos con el pensamiento
hasta el momento en que se nos permita reunirnos
contigo, así como tú te has reunido con los que te
precedieron.
Si nosotros no podemos ir a tu lado, tú puedes
venir al nuestro. Ven, pues, entre los que te aman y que
has amado; sosténles en las pruebas de la vida, vela
por los que te son queridos, protégeles según tu poder
y calma sus pesares con el pensamiento de que eres
más feliz ahora y con la consoladora certeza de estar
reunidos un día en un mundo mejor.
En el mundo en que estás deben extinguirse
todos los resentimientos terrestres. ¡Qué de hoy en
adelante, seas inaccesible a ellos para tu felicidad
futura! Perdona, pues, a los que han procedido mal
contigo, como te perdonan aquellos con los que has
procedido mal.


(Otra). Señor Todopoderoso, que vuestra
misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que
acaban de dejar la Tierra. Que vuestra luz resplandezca
a sus ojos. Apartadlos de las tinieblas; abrid sus ojos y
sus oídos. Que los buenos Espíritus les envuelvan y
les hagan oír las palabras de paz y esperanza.
Señor, por indignos que seamos, nos atrevemos
a implorar vuestra misericordiosa indulgencia a favor
de aquél de nuestros hermanos que acaba de ser
llamado del exilio; haced que su regreso sea el del hijo
pródigo. Olvidad, Dios mío, las faltas que ha podido
cometer, para acordarnos del bien que hizo. Vuestra
justicia es inmutable, lo sabemos, pero vuestro amor
es inmenso; os suplicamos suavizar vuestra justicia
por esa fuente de bondad que mana de vos.
Que la luz se haga para ti, hermano mío, que
acabas de dejar la Tierra. Que los buenos Espíritus del
Señor desciendan hacia ti, te envuelvan y te ayuden a
sacudir tus cadenas terrestres. Comprende y mira la
grandeza de Nuestro Señor; sométete sin murmurar a
su justicia, pero no desesperes jamás de su misericordia.
¡Hermano! Que un serio retorno a tu pasado te abra las
puertas del porvenir haciéndote comprender las faltas
que dejas detrás de ti y el trabajo que te queda para
repararlas. Que Dios te perdone y que sus buenos
Espíritus te sostengan y te animen. Tus hermanos de
la Tierra orarán por ti y te piden que ores por ellos.(1)

ORACIONES PARA UN AGONIZANTE

Dios poderoso y misericordioso,
he aquí un alma que deja su envoltura terrestre
para volver al mundo de los Espíritus, su verdadera
patria; que pueda entrar allí en paz y que vuestra
misericordia se extienda sobre ella.
Buenos Espíritus, que la acompañasteis en la
Tierra, no la abandonéis en este momento supremo;
dadle fuerza para soportar los últimos sufrimientos que
debe padecer en este mundo para su adelantamiento
futuro; inspiradle para que ella consagre al
arrepentimiento de sus faltas los últimos destellos de
inteligencia que le restan o que pueden volverle
momentáneamente.
Dirigid mi pensamiento a fin de que su acción
haga menos penosa la separación, y que lleve en su
alma, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos
de la esperanza.

ORACIONES PARA UN NIÑO RECIÉN NACIDO

(Para los padres). Espíritu que
estás encarnando en el cuerpo de nuestro hijo,
bienvenido seas entre nosotros; Dios Todopoderoso
que lo habéis enviado, bendito seáis.
Este es un depósito que nos ha sido confiado,
del que debemos dar cuenta un día. Si pertenece a la
nueva generación de Espíritus que debe poblar la Tierra,
¡gracias, oh Dios, por este favor! Si es un alma
imperfecta, nuestro deber es ayudarla a progresar en el
camino del bien, por nuestros consejos y buenos
ejemplos; si cayere en el mal por nuestra causa,
responderemos de ello ante vos, porque no habremos
cumplido nuestra misión respecto a él.
Señor, sostenednos en nuestro trabajo y dadnos
fuerza y voluntad para cumplirlo. Si este niño debe ser
objeto de nuestras pruebas, ¡que se cumpla vuestra
voluntad!
Buenos Espíritus que habéis venido a presidir
su nacimiento y debéis acompañarle durante su vida,
no lo abandonéis. Alejad de él a los Espíritus imperfectos
que pudieran inducirle al mal; dadle fuerza para resistir
a sus sugestiones y el valor para sufrir con paciencia y
resignación las pruebas que le esperan en la Tierra.


(Otra). Dios mío, me confiasteis la suerte de
uno de vuestros Espíritus; haced, Señor, que sea digno
del deber que me fue impuesto; concededme vuestra
protección; iluminad mi inteligencia con el fin de que
pueda discernir pronto las tendencias del que debo
preparar para entrar en vuestra paz.


(Otra). Dios de bondad, puesto que habéis
tenido a bien permitir al Espíritu de este niño que venga
de nuevo a sufrir las pruebas terrestres para hacerle
progresar, dadle la luz a fin de que aprenda a conoceros,
amaros y adoraros. Haced, por vuestra omnipotencia,
que esta alma se regenere en el manantial de vuestras
divinas instrucciones; que bajo el amparo de su ángel
de la guarda, su inteligencia crezca, se desarrolle y le
haga aspirar a aproximarse cada vez más a vos; que la
ciencia del Espiritismo sea la luz brillante que le ilumine
a través de los escollos de la vida; que sepa, en fin,
apreciar toda la inmensidad de vuestro amor, que nos
prueba para fortificarnos.
Señor, echad una mirada paternal sobre la familia
a la que confiaste esta alma; que pueda comprender la
importancia de su misión y haced germinar en este niño
las buenas semillas, hasta el día en que él mismo pueda,
por sus propias aspiraciones, elevarse sólo hacia vos.
Dignaos, oh Dios, escuchar esta humilde
plegaria en nombre y por los méritos del que dijo: “Dejad
a los niños venir a mí, porque el reino de los cielos es
para los que se les asemejen”.

ORACIONES PARA LOS ENEMIGOS DEL ESPIRITISMO Y DE OTRAS RELIGIONES

Señor, vos nos dijisteis, por la
boca de Jesús, vuestro Mesías: “Bienaventurados los
que sufren persecución por la justicia; perdonad a
vuestros enemigos; orad por los que os persiguen”; y
Él mismo nos ha enseñado el camino, orando por sus
verdugos.
A su ejemplo, ¡oh Dios!, solicitamos vuestra
misericordia para los que desconocen vuestros divinos
preceptos, los únicos que pueden asegurar la paz en
este mundo y en el otro. Nosotros decimos como el
Cristo: “Perdonadles, Padre Nuestro, porque ellos no
saben lo hacen”.
Dadnos la fuerza para soportar con paciencia y
resignación, como pruebas para nuestra fe y humildad,
sus burlas, sus injurias, sus calumnias y
persecuciones; apartadnos de todo pensamiento de
represalias, porque la hora de vuestra justicia sonará
para todos y nosotros la esperamos sometiéndonos a
vuestra santa voluntad.

ACCIÓN DE GRACIAS POR EL BIEN CONCEDIDO A NUESTROS ENEMIGOS

¡Oh Dios, en vuestra justicia,
entendiste un deber alegrar el corazón de N... Yo os lo
agradezco por él, a pesar del mal que me hizo o que
procura hacerme. Si se aprovechase de ello para
humillarme, lo aceptaré como una prueba para mí,
ejerciendo la caridad.
Buenos Espíritus que me protegéis no permitáis
que conciba por ello ningún pesar; desviad de mí la
envidia y los celos que degradan; inspiradme por el
contrario, la generosidad que eleva. La humillación está
en el mal y no en el bien y sabemos que tarde o temprano
se hará a cada uno justicia según sus obras.

ORACIONES PARA NUESTROS ENEMIGOS Y PARA LOS QUE NOS QUIEREN MAL

¡Oh Dios!, yo perdono a N... el
mal que me hizo y el que me quiso hacer, como deseo
que me perdonéis y que él también me perdone las
injusticias que yo pueda haber cometido. Si lo
colocasteis en mi camino como una prueba, que se
cumpla vuestra voluntad.
Desviad de mí, ¡Oh Dios!, la idea de maldecirle
y todo deseo malévolo contra él. Haced que yo no
experimente ninguna alegría por las desgracias que
pueda tener, ni pena por los bienes que puedan
concedérsele, con el fin de no manchar mi alma con
pensamientos indignos de un cristiano.
Señor, que vuestra voluntad al extenderse sobre
él, pueda conducirlo a los mejores sentimientos con
respecto a mí.
Buenos Espíritus, inspiradme el olvido del mal
y el recuerdo del bien. Que ni el odio, ni el rencor, ni el
deseo de volverle mal por mal, entren en mi corazón,
porque el odio y la venganza sólo pertenecen a los
Espíritus malos, encarnados y desencarnados. Por el
contrario, que esté pronto a tenderle fraternalmente la
mano, a volverle bien por mal y a socorrerle si me es
posible.
Deseo, para probar la sinceridad de mis
palabras, que se me ofrezca la ocasión de serle útil;
pero sobre todo, ¡Oh Dios!, preservadme de hacerlo
por orgullo u ostentación confundiéndole con una
generosidad humillante, lo que me haría perder el fruto
de mi acción, porque entonces merecería que se me
aplicasen aquellas palabras de Cristo: Ya recibisteis
vuestra recompensa.

ACCIÓN DE GRACIAS POR UN BENEFICIO CONCEDIDO A OTRO

¡Oh Dios!, bendito seáis por la
felicidad que habéis concedido a N...
Buenos Espíritus, haced que vea en ella un
efecto de la bondad de Dios. Si el bien que se le concede
es una prueba, inspiradle el pensamiento de que haga
de él un buen uso y de no envanecerse, con el fin de
que este bien no resulte en su perjuicio para el futuro.
Vos, mi buen genio que me protegéis y deseáis
mi felicidad, alejad de mi pensamiento todo sentimiento
de envidia y de celos.

ORACIONES PARA OTROS PARA ALGUIEN QUE ESTÉ EN AFLICCIÓN

¡Oh Dios!, cuya bondad es
infinita, dignaos aliviar la amargura de la posición de
N..., si tal es vuestra voluntad.
Buenos Espíritus, en nombre de Dios
Todopoderoso, os suplico que le asistáis en sus
aflicciones. Si en interés suyo, no pueden ser evitadas,
hacedles comprender que son necesarias para su
adelantamiento. Dadle la confianza en Dios y en el
porvenir, y se le harán menos duras. Dadle también la
fuerza para que no sucumba a la desesperación; porque
perdería el fruto y haría que su posición futura fuera
aún más penosa. Conducid mi pensamiento hacia él y
que le ayude a sostener su ánimo.

ORACIONES CUANDO SE PREVÉ UNA MUERTE PRÓXIMA

¡Oh Dios! Creo en vos y en
vuestra bondad infinita; por esto no puedo creer que
dierais la inteligencia al hombre para conoceros y la
aspiración al porvenir para sumergirle después en la
nada.
Creo que mi cuerpo es sólo la envoltura
perecedera de mi alma y que cuando haya cesado de
vivir, me despertaré en el mundo de los Espíritus.
Dios Todopoderoso, siento romperse los lazos
que unen mi alma al cuerpo y muy pronto voy a dar
cuenta del empleo hecho de la vida que dejo.
Voy a sufrir las consecuencias del bien o del
mal que hice; allí no hay ilusiones, no hay subterfugio
posible; todo mi pasado va a desenvolverse delante
de mí y seré juzgado según mis obras.
Nada me llevaré conmigo de los bienes de la
Tierra; honores, riquezas, satisfacciones de vanidad y
orgullo, en fin, todo lo que pertenece al cuerpo, va a
quedar en este mundo; ni la menor partícula me seguirá
y nada de todo esto me servirá de socorro en el mundo
de los Espíritus. Sólo llevaré conmigo lo que pertenece
a mi alma, es decir, las buenas y las malas cualidades,
que se pesarán en la balanza de una rigurosa justicia y
seré juzgado con tanta más severidad cuanto mi
posición, en la Tierra, más ocasiones me haya dado de
practicar el bien que no hice. (Cap. VI, número 9).
¡Dios de misericordia, que mi arrepentimiento
llegue hasta vos! Dignaos extender sobre mí vuestra
indulgencia.
Si os pluguiese prolongar mi existencia, que el
resto sea empleado para reparar, tanto como de mí
dependa, el mal que haya podido hacer. Si mi hora llegó
para siempre, llevo conmigo la idea consoladora que
me será permitido redimirme por medio de nuevas
pruebas a fin de merecer un día la felicidad de los
elegidos.
Si no me es dado gozar inmediatamente de esa
felicidad sin mácula, que sólo pertenece al justo por
excelencia, sé que no me está negada eternamente la
esperanza y que con el trabajo, alcanzaré el objetivo,
más temprano o más tarde, según mis esfuerzos.
Sé que buenos Espíritus y mi ángel guardián
están aquí, cerca de mí, para recibirme, y que dentro de
poco les veré como ellos me ven. Sé que encontraré a
los que amé en la Tierra, si lo hubiere merecido, y los
que dejo aquí vendrán a unirse conmigo para que un
día estemos juntos para siempre y que mientras tanto,
podré venir a visitarles.
Sé también que voy a encontrar a los que ofendí,
les ruego que me perdonen lo que puedan reprocharme:
mi orgullo, mi dureza, mis injusticias y que no me llene
de vergüenza con su presencia.
Perdono a todos los que me han hecho o me
han querido mal en la Tierra, no les conservo ningún
odio y ruego a Dios que les perdone.
Señor, dadme fuerzas para dejar sin pesar los
goces groseros de este mundo, que no son nada al
lado de los goces puros del mundo en que voy a entrar.
Allí, para el justo, ya no hay tormentos, sufrimientos,
ni miserias; sólo sufre el culpable pero le queda la
esperanza.
Buenos Espíritus, y vos, mi ángel de la guarda,
no me dejéis fallar en este momento supremo; haced
que resplandezca a mis ojos la luz divina para que
reanime mi fe, si llegase a vacilar.

ORACIONES EN EL MOMENTO DE DORMIRSE

Mi alma va a encontrarse por
un instante con los otros Espíritus. Que vengan los
buenos y me ayuden con sus consejos. Mi ángel de la
guarda, haced que al despertar conserve de ellos una
impresión saludable y duradera.

ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE HABER SALIDO DE UN PELIGRO

¡Oh Dios! y vos mi ángel de la
guarda, os doy las gracias por el socorro que me habéis
enviado cuando el peligro me amenazaba. Que este
peligro sea para mí una advertencia que me esclarezca
sobre las faltas que han podido conducirme a él.
Comprendo, Señor, que mi vida está en vuestras manos
y que podéis quitármela cuando os plazca. Inspiradme
por los buenos Espíritus que me asisten, el pensamiento
de emplear útilmente el tiempo que me concedes aún
en este mundo.
Mi ángel de la guarda, sostenedme en la
resolución que tomo de reparar mis agravios y de hacer
todo el bien que estuviere en mi poder, con el fin de
llegar con menos imperfecciones al mundo de los
Espíritus cuando quiera Dios llamarme.

ORACIONES EN UN PELIGRO INMINENTE

¡Dios Todopoderoso, vos mi
ángel guardián, socorredme! Si debo sucumbir, que se
haga la voluntad de Dios. Si me salvo, que en el resto
de mi vida repare el mal que pude hacer y del cual me
arrepiento.

ORACIONES DE ACTO DE SUMISIÓN Y RESIGNACIÓN

¡Oh Dios! Sois soberanamente
justo; todo sufrimiento en este mundo, debe, pues,
tener su causa y su utilidad. Yo acepto el motivo de
aflicción que acabo de experimentar como una expiación
de mis faltas pasadas y una prueba para el futuro.
Buenos Espíritus que me protegéis, dadme
fuerza para soportarla sin murmurar; haced que sea
para mí una advertencia saludable, que aumente mi
experiencia y que combata en mí el orgullo, la ambición,
la necia vanidad y el egoísmo, y que todo contribuya
para mi adelantamiento.

(Otra) Oh Dios, siento la necesidad de
rogaros para que me deis fuerza para sobrellevar las
pruebas que os plazca enviarme. Permitid que la luz sea
bastante viva para que mi Espíritu aprecie toda la
extensión de un amor que me aflige por querer salvarme.
Yo me someto con resignación, ¡oh Dios!, pero, ¡ay de
mí! La criatura es tan débil, que si vos no me sostenéis,
temo sucumbir. No me abandonéis, Señor, porque sin
vos no soy nada.

(Otra). Elevé mi mirada hacia ti, oh Eterno, y
me sentí fortalecido. Tú eres mi fuerza, no me
abandones, ¡oh Dios! ¡Estoy abatido bajo el peso de
mis iniquidades! Ayúdame; ¡Tú conoces la debilidad
de mi carne y no apartas tus miradas de mí!
Estoy devorado por una sed ardiente; haz que
brote un manantial de agua viva, y quedará aquélla
apagada. Que no se abra mi boca sino para cantar tus
alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi
vida. Soy débil, Señor, pero tu amor me sostendrá.
¡Oh Eterno! ¡Sólo tú eres grande, sólo tú eres el
fin y el objetivo de mi vida! Si me hieres, que por ello tu
nombre sea bendito, porque tú eres el Señor y yo el
servidor infiel; doblaré mi frente sin quejarme, porque
tú eres grande, sólo tú eres la meta.

ACCIÓN DE GRACIAS POR UN FAVOR OBTENIDO

Dios infinitamente bueno, que
vuestro nombre sea bendito por los bienes que me
habéis concedido; sería indigno de ellos si los
atribuyese a la casualidad de los acontecimientos o a
mi propio mérito.
Buenos Espíritus, que fuisteis ejecutores de la
voluntad de Dios y a vos sobre todo, mi ángel guardián,
os doy las gracias. Alejad de mí el pensamiento de
enorgullecerme y de hacer de ello un uso que no sea
para el bien. Particularmente os doy las gracias por...

ORACIONES EN LAS AFLICCIONES DE LA VIDA

Dios Todopoderoso que veis
nuestras miserias, dignaos escuchar favorablemente
los votos que os dirijo en este momento. Si mi súplica
fuere inconveniente, perdonádmela; si es justa y útil a
vuestros ojos, que los buenos Espíritus que ejecutan
vuestra voluntad, vengan en mi ayuda para su
cumplimiento.
Cualquier cosa que me suceda, ¡oh Dios!, que
se haga vuestra voluntad. Si mis deseos no son
atendidos, es porque entra en vuestros designios el
probarme y a ello me someto sin murmurar. Haced que
no conciba por ello desaliento, y que mi fe y mi
resignación sean sustentadas.

ORACIONES PARA PEDIR UN CONSEJO

En nombre de Dios
Todopoderoso, buenos Espíritus que me protegéis,
inspiradme la mejor resolución a adoptar en la
incertidumbre en que me encuentro. Dirigid mi
pensamiento hacia el bien y desviad la influencia
de aquellos que intenten separarme del buen
camino.

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA OBTENIDA CONTRA LA TENTACIÓN

¡Oh Dios!, os doy gracias por
haberme permitido salir victorioso de la lucha que acabo
de sostener contra el mal; haced que esta victoria me
dé fuerzas para resistir a las nuevas tentaciones.
Y a vos, mi ángel guardián, os doy gracias por
la asistencia que me habéis dado. Que mi sumisión a
vuestros consejos me haga digno de merecer de nuevo
vuestra protección.

ORACIONES PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR A UNA TENTACIÓN

Dios Todopoderoso, no me
dejéis sucumbir a la tentación que tengo de cometer
una falta. Espíritus benévolos que me protegéis, desviad
de mí este mal pensamiento y dadme la fuerza de resistir
a la sugestión del mal. Si sucumbo, habré merecido la
expiación de mi falta, tanto en esta vida como en la
otra, porque soy libre para elegir.

ORACIONES PARA CORREGIRSE DE UN DEFECTO

Vos me disteis, ¡oh Dios!, la
inteligencia necesaria para distinguir el bien del mal;
así, pues, desde el momento en que reconozco que una
cosa es mala, soy culpable, porque no me esfuerzo en
rechazarla.
Preservadme del orgullo, que podría impedirme
ver mis defectos y de los malos Espíritus que podrían
excitarme a perseverar en ellos.
Entre mis imperfecciones, reconozco que
particularmente estoy inclinado a ... y si no resisto a
esta tentación es por la costumbre que tengo de ceder
a ella.
Vos no me habéis creado culpable, porque sois
justo, sino con una aptitud igual tanto para el bien
como para el mal. Si sigo el mal camino, es por efecto de
mi libre albedrío. Pero, por la misma razón que tengo la
libertad de hacer el mal, tengo también la de hacer el
bien; por consiguiente, tengo que cambiar de camino.
Mis defectos actuales son un resto de las
imperfecciones que conservé de mis precedentes
existencias; es mi pecado original, del cual me puedo
despojar por mi voluntad y con la asistencia de los
buenos Espíritus.
Buenos Espíritus que me protegéis, y sobre
todo vos, mi ángel guardián, dadme fuerzas para resistir
a las malas sugestiones y salir victorioso de la lucha.
Los defectos son barreras que nos separan de
Dios y cada defecto superado será un paso dado en la
senda del progreso, que debe acercarme a Él.
El Señor, en su infinita misericordia tuvo a bien
concederme la existencia actual, para que sirva a mi
adelantamiento; buenos Espíritus, ayudadme a
aprovecharla, con el fin de que no sea una existencia
perdida para mí y para que cuando Dios quiera
retirármela, salga mejor que cuando entré a ella.

ORACIONES PARA ALEJAR A LOS MALOS ESPÍRITUS

En nombre de Dios Todopoderoso,
que los malos Espíritus se alejen de mí y que
los buenos me sirvan de protección contra ellos.
Espíritus malhechores, que inspiráis malos
pensamientos a los hombres; Espíritus tramposos y
mentirosos que les engañáis; Espíritus burlones que
abusáis de su credulidad, os rechazo con todas las
fuerzas de mi alma y cierro el oído a vuestras
sugestiones; pero pido para vosotros la misericordia
de Dios.
Buenos Espíritus, que os dignáis asistirme,
dadme fuerza para resistir a la influencia de los malos
Espíritus y luz necesaria para no ser víctima de sus
embustes. Preservadme del orgullo y de la presunción;
separad de mi corazón los celos, el odio, la malevolencia
y todo sentimiento contrario a la caridad, porque son
otras tantas puertas abiertas al Espíritu del mal.

ORACIONES PARA SÍ MISMO A LOS ÁNGELES GUARDIANES Y A LOS ESPÍRITUS PROTECTORES

Espíritus sabios y benévolos,
mensajeros de Dios, cuya misión es la de asistir a los
hombres y conducirles por el buen camino; sostenedme
en las pruebas de esta vida, dadme fuerzas para sufrirlas
sin murmurar; desviad de mí los malos pensamientos y
haced que no dé acceso a ninguno de los malos
Espíritus que intenten inducirme al mal. Iluminad mi
conciencia para que pueda ver mis defectos, separad
de mis ojos el velo del orgullo que podría impedirme
verlos y confesármelos a mí mismo.
Vos sobre todo, N... , mi ángel de la guarda, que
veláis más particularmente y vosotros, Espíritus
protectores que os interesáis por mí, haced que me
haga digno de vuestra benevolencia. Conocéis mis
necesidades, que ellas sean satisfechas según la
voluntad de Dios.

(Otra) – ¡Oh Dios!, permitid a los buenos
Espíritus que me rodean, que vengan en mi ayuda
cuando esté en dificultades y que me sostengan si
vacilo. Haced, Señor, que ellos me inspiren fe, esperanza
y caridad; que sean para mí un apoyo, una esperanza y
una prueba de vuestra misericordia; haced, en fin, que
encuentre a su lado la fuerza que me falta para
sobrellevar las pruebas de la vida y para resistir a las
sugestiones del mal, la fe que salva y el amor que
consuela.

(Otra). – Espíritus muy amados, ángeles
guardianes, vosotros a quienes Dios, en su infinita
misericordia, permite velar por los hombres, sed mis
protectores en las pruebas de la vida terrestre. Dadme
la fuerza, el valor y la resignación; inspiradme todo lo
que es bueno y detenedme en la pendiente del mal;
que vuestra dulce influencia penetre mi alma; haced
que sienta que un amigo sincero está cerca de mí, que
ve mis sufrimientos y comparte mis alegrías.
Y vos, mi buen ángel, no me abandonéis; tengo
necesidad de vuestra protección para soportar con fe
y amor las pruebas que le plazca a Dios enviarme.

VUESTRAS-HIJAS-PROFETIZARAN

Dios Todopoderoso, permitid a
los buenos Espíritus que me asistan en la comunicación
que solicito. Preservadme de la presunción de creerme
al abrigo de los malos Espíritus, del orgullo que pudiera
engañarme sobre el valor de lo que obtenga y de todo
sentimiento contrario a la caridad con respecto a los
otros médiums. Si soy inducido en error, inspirad alguno
el pensamiento de que me lo advierta y a mí la humildad
que me hará aceptar la crítica con reconocimiento,
tomando para mí mismo y no para otros, los consejos
que se servirán darme los buenos Espíritus.
Si siento la tentación de abusar en lo que quiera
que sea, o envanecerme de la facultad que habéis tenido
a bien concederme, os ruego que me la retiréis antes de
permitir que sea desviada de su fin providencial, que
es el bien de todos y mi propio adelantamiento moral.

REUNIDAS-EN-MI-NOMBRE-ALLI-ESTARE

Rogamos al Señor Dios omnipotente que nos envíe
buenos Espíritus para asistirnos, aleje a los que
pudieren inducirnos en error, y que nos conceda la luz
necesaria para distinguir la verdad de la impostura.
Apartad también a los Espíritus malévolos,
encarnados o desencarnados, que podrían intentar
poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la
caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiese
introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en
el corazón de ninguno de nosotros.
Buenos Espíritus que os dignáis venir a
instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos;
apartadnos de todo pensamiento de egoísmo, de
orgullo, de envidia y de celos; inspiradnos indulgencia
y benevolencia para nuestros semejantes presentes y
ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los
sentimientos de que nos sintamos animados,
reconozcamos vuestra saludable influencia.
Dad a los médiums a quienes encarguéis de
transmitirnos vuestras enseñanzas, la conciencia de la
santidad del mandato que les ha sido confiado y de la
gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que
tengan el fervor y el recogimiento necesario.
Si, en la asamblea, se encontrasen personas que
fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del
bien, abrid sus ojos a la luz, y perdonadles, así como
nosotros les perdonamos, si vinieren con malas
intenciones.
Rogamos especialmente al Espíritu de N...
nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre
nosotros.
Agradecemos a los
buenos Espíritus que han querido venir a comunicarse
con nosotros, y les rogamos que nos ayuden a poner
en práctica las instrucciones que nos han dado, y que
hagan que al salir de aquí, cada uno de nosotros se
sienta fortificado en la práctica del bien y del amor al
prójimo.
Deseamos, igualmente que estas instrucciones
sean provechosas a los Espíritus que sufren, ignorantes
o viciosos que hayan asistido a esta reunión y sobre
las cuales imploramos la misericordia de Dios.

AMÉN

Amén.
¡Si os place, Señor, que nuestros deseos se
cumplan! Pero nos inclinamos ante vuestra sabiduría
infinita. Sobre todas las cosas que nos es dado
comprender, que se haga vuestra santa voluntad y no
la nuestra, porque sólo queréis nuestro bien y sabéis
mejor que nosotros lo que nos es útil.
Os dirigimos esta oración, ¡oh Dios!, por
nosotros mismos, por todas las almas que sufren,
encarnadas o desencarnadas, por nuestros amigos y
enemigos, por todos aquellos que pidan nuestra
asistencia y en particular por N...
Pedimos para todos ellos vuestra misericordia
y vuestra bendición.
Nota: Se puede formular aquí lo que se
agradece a Dios y lo que se pide para sí mismo o para
otro.

NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN, MAS LÍBRANOS

No nos dejes caer en tentación, mas líbranos
del mal
Dadnos, Señor, la fuerza para resistir a las
sugestiones de los malos Espíritus que intentasen
desviarnos del camino del bien, inspirándonos malos
pensamientos.
Pero nosotros mismos somos Espíritus
imperfectos encarnados en la Tierra para expiar y
mejorarnos. La causa primera del mal está en nosotros
y los malos Espíritus no hacen más que aprovecharse
de nuestras inclinaciones viciosas, en las cuales nos
mantienen para tentarnos.
Cada imperfección es una puerta abierta a su
influencia, mientras que son impotentes y renuncian a
toda tentativa contra los seres perfectos. Todo lo que
podamos hacer para separarlos, es inútil, sino les
oponemos una voluntad inquebrantable en el bien,
renunciando absolutamente al mal. Es, pues, necesario,
dirigir nuestros esfuerzos contra nosotros mismos y
entonces los malos Espíritus se alejarán naturalmente,
porque el mal es el que los atrae, mientras que el bien
los rechaza. (Véase Oraciones para los obsesos).
Señor, sostenednos en nuestra debilidad;
inspirándonos por la voz de nuestros ángeles
guardianes y de los Buenos Espíritus, la voluntad de
corregirnos de nuestras imperfecciones, con el fin de
cerrar a los Espíritus impuros el acceso a nuestra alma.
El mal no es obra vuestra, Señor, porque la
fuente de todo bien no puede engendrar nada malo;
nosotros mismos somos los que lo creamos
infringiendo vuestras leyes por el mal uso que
hacemos de la libertad que nos habéis dado. Cuando
los hombres observen vuestras leyes, el mal
desaparecerá de la Tierra, como ya desapareció de los
mundos más avanzados.
El mal no es una necesidad fatal para nadie y
sólo parece irresistible a aquellos que se abandonan a
él con satisfacción. Si tenemos la voluntad de hacerlo,
podemos también tener la de hacer el bien; por eso, oh
Dios, pedimos vuestra asistencia y la de los buenos
Espíritus para resistir la tentación.

PERDONA NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES

Perdona nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores. Perdona nuestras
ofensas, así como nosotros perdonamos, a nuestros
ofensores.
Cada una de nuestras infracciones a vuestras
leyes, Señor, es una ofensa hacia vos y una deuda
contraída que tarde o temprano tendrá que pagarse.
Solicitamos de vuestra infinita misericordia el perdón
para ellas, con la promesa de hacer los debidos
esfuerzos para no contraer nuevas deudas.
Hicisteis una ley expresa de la caridad; pero la
caridad no consiste sólo en asistir al semejante en la
necesidad; consiste también en el olvido y en el perdón
de las ofensas. ¿Con qué derecho reclamaríamos vuestra
indulgencia, si nosotros mismos faltásemos a ella con
respecto a aquellos contra quienes tenemos motivos
de quejas?
Dadnos ¡oh Dios!, la fuerza para ahogar en
nuestra alma todo sentimiento, todo odio y rencor;
haced que la muerte no nos sorprenda con un deseo
de venganza en el corazón. Si os place el retirarnos
hoy mismo de este mundo, haced que podamos
presentarnos a vos puros de toda animosidad, a ejemplo
del Cristo, cuyas últimas palabras fueron de clemencia
para sus verdugos.
Las persecuciones que nos hacen sufrir los
malos, forman parte de nuestras pruebas terrenales y
debemos aceptarlas sin murmurar, como todas las otras
pruebas, y no maldecir a aquellos que con sus maldades
nos facilitan el camino de la felicidad eterna, porque
dijisteis por la boca de Jesús: “¡Bienaventurados los
que sufren por la justicia!” Bendigamos, pues, la mano
que nos hiere y nos humilla, porque las contusiones
del cuerpo fortalecen nuestra alma y seremos
levantados de nuestra humildad.
Bendito sea vuestro nombre, Señor, por
habernos enseñado que nuestra suerte no está
irrevocablemente fijada después de la muerte; que
encontraremos en otras existencias los medios de
rescatar y de reparar nuestras faltas pasadas, de cumplir
en una nueva vida lo que no pudimos hacer en esta por
nuestro adelantamiento.
Así se explican, finalmente, todas las anomalías
aparentes de la vida, pues es la luz derramada sobre
nuestro pasado y nuestro futuro, la señal
resplandeciente de vuestra soberana justicia y de
vuestra bondad infinita.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁDNOSLE HOY

Dadnos el alimento para conservar las fuerzas
del cuerpo; dadnos también el alimento espiritual para
el desarrollo de nuestro Espíritu.
El animal encuentra su alimento, pero el hombre
lo debe a su propia actividad y a los recursos de su
inteligencia, porque vos le habéis creado libre.
Vos le dijisteis: “Extraerás tu alimento de la tierra
con el sudor de tu frente”; por eso habéis hecho una
obligación del trabajo a fin de que ejercitara su
inteligencia buscando los medios de proveer a su
necesidad y a su bienestar; unos por el trabajo material,
otros por el trabajo intelectual; sin trabajo quedaría
estacionado y no podría aspirar a la felicidad de los
Espíritus superiores.
Secundáis al hombre de buena voluntad que
confía en vos para lo necesario, pero no aquel que se
complace en la ociosidad y que le gustaría obtenerlo
todo sin trabajo, ni aquel otro que busca lo superfluo.
¡Cuántos son los que sucumben por sus propias
faltas, por su incuria, por su imprevisión o por su
ambición y por no haber querido contentarse con lo
que les disteis! Estos son los artífices de su propio
infortunio y no tienen derecho de quejarse, porque
son castigados en aquello en que han pecado. Pero ni
aun a esos abandonáis porque sois infinitamente
misericordioso; vos le tendéis mano segura desde que,
como el hijo pródigo, regresen sinceramente a vos.
Antes de quejarnos de nuestra suerte,
preguntémonos si ella no es obra nuestra; a cada
desgracia que nos llegue, preguntémonos si no
dependió de nosotros evitarla; pero digamos también
que Dios nos dio la inteligencia para sacarnos del
lodazal y que depende de nosotros hacer uso de ella.
Puesto que la ley del trabajo es la condición del
hombre en la Tierra, dadnos ánimo y fuerza para
cumplirla; dadnos también prudencia, previsión y
moderación, con el fin de no perderle el fruto.
Dadnos, pues, Señor, nuestro pan de cada día,
es decir, los medios de adquirir con el trabajo las cosas
necesarias a la vida, porque nadie tiene el derecho de
reclamar lo superfluo.
Si nos es imposible trabajar, confiamos en
vuestra Divina Providencia.
Si está en vuestros designios el probarnos por
las más duras privaciones, a pesar de nuestros
esfuerzos, nosotros las aceptaremos como una justa
expiación de las faltas que hayamos cometido en esta
vida o en una vida precedente, porque sois justo;
sabemos que no hay penas inmerecidas y que jamás
castigáis sin causa.
Preservadnos, ¡oh Dios mío!, de concebir la
envidia contra los que poseen lo que nosotros no
tenemos, ni siquiera contra aquellos que tienen lo
superfluo, cuando a nosotros nos hace falta lo
necesario. Perdonadles si olvidan la ley de caridad y
de amor al prójimo, que les enseñasteis.
Apartad también de nuestro espíritu el
pensamiento de negar vuestra justicia, viendo la
prosperidad del malo y la desgracia que oprime a veces
al hombre de bien. Gracias a las nuevas luces que
habéis tenido a bien darnos, sabemos ahora que
vuestra justicia se cumple siempre y no falta a nadie;
que la prosperidad material del malo es efímera como
su existencia corporal y que tendrá terribles
contratiempos, mientras que la alegría reservada al que
sufre con resignación será eterna.

¡HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO!

¡Hágase tu voluntad así en la Tierra como
en el Cielo!
Si la sumisión es un deber del hijo para con su
padre y del inferior para con su superior ¡cuánto mayor
no debe ser la de la criatura con su Creador! Hacer
vuestra voluntad, Señor, es observar vuestras leyes y
someterse sin murmurar a vuestros divinos decretos;
el hombre se someterá a ellos, cuando comprenda que
sois la fuente de toda sabiduría y que sin vos nada
puede; entonces, hará vuestra voluntad en la Tierra,
como los elegidos en el Cielo.

¡VENGA TU REINO!

¡Venga tu reino!
Señor, disteis a los hombres leyes llenas de
sabiduría, que harían su felicidad si las observasen.
Con esas leyes, harían reinar entre ellos la paz y la
justicia; se ayudarían mutuamente en vez de
perjudicarse como lo hacen, el fuerte sostendría al débil
y no lo abatiría, evitando los males que engendran los
abusos y los excesos de todas clases. Todas las
miserias de este mundo vienen de la violación de
vuestras leyes, porque no hay una sola infracción que
no tenga fatales consecuencias.
Disteis al animal el instinto que le traza el límite
de lo necesario y él maquinalmente se conforma con
eso; pero al hombre además de su instinto, le disteis la
inteligencia y la razón; le disteis también la libertad de
observar o infringir aquellas de vuestras leyes que le
conciernen personalmente, es decir, de escoger entre
el bien y el mal, a fin de que tenga el mérito y la
responsabilidad de sus acciones.
Nadie puede poner como pretexto la ignorancia
de vuestras leyes, porque en vuestra previsión
paternal, quisisteis que estuviesen grabadas en la
conciencia de cada uno, sin distinción de cultos ni de
naciones; los que las violan es porque os desconocen.
Vendrá un día, según vuestra promesa, en que
todos las practicarán; entonces la incredulidad habrá
desaparecido; todos os reconocerán como Soberano
Señor de todas las cosas y el reino de vuestras leyes
será vuestro reino en la Tierra.
Dignaos, Señor, apresurar su advenimiento,
dando a los hombres la luz necesaria para conducirlos
al camino de la verdad.

¡PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS!

¡Padre Nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu nombre!

Estas en todas partes y todo nos muestra
tu poder y tu bondad. La armonía que hay en el
Universo nos revela tu sabiduría, una prudencia y una
previsión tales, que superando todas las facultades
conocidas; Tu señal de un ser soberanamente grande
y sabio está patente en todas las obras de la Creación,
desde la hoja de la yerba y el insecto más pequeñito,
hasta los astros y planetas que se mueven en el espacio; en todas
partes comprobamos tu gracia paternal hacia nosotros; por
eso, ciego es el que no te reconoce en tus obras,
orgulloso el que no te glorifica e ingrato el que no te
da las gracias.

El no comprender nos trae aflicciones y el comprender
nos trae consuelo, Dios único danos la luz para
comprender y hallar la paz.

TODO SEA EN DIRECTO CON DIOS. (alo.dios@hotmail.com)

Padre

Padre
Escucha a mi alma

Ayudame Señor

Ayudame Señor
Oh Dios

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